15 de abril de 2011

En el Pantano de las Penas

Diario de Campaña. Cabo Shazira, sub-oficial médico de Espadas.

Estos días han sido una locura. Nos enviaron desde Nethergarde con dos misiones, contactar con la Avanzada y evaluar la actividad enemiga en el Pantano. El mando en Nether anda preocupado por las avanzadas de la Horda los rumores de presencia Crepuscular y la desaparición de algunos soldados de la guarnición que cumplían misiones en la zona.

Partimos al atardecer, saltando desde las murallas por un sendero oculto en las montañas cercanas, evitando así el conflictivo paso, ahora una zona caliente de lucha perpetua.

Por circunstancias del destino, yo estaba al mando. Ordené a Ness actuar de avanzadilla explorando el terreno, excepto Ángel, nuestro soldado arcano, el resto vestimos armadura pesada, no es lo ideal para estas misiones en las que el sigilo y la rapidez de movimientos es lo que prima, pero en fin, uno se arregla con lo que tiene.

Si el descenso de la montaña se hizo sin demasiado problema gracias a la magia de Angeliss, nuestro aterrizaje en el Pantano fue el aperitivo de lo que nos esperaba. Una partida de acechadores orcos estuvo a punto de emboscarnos, si no hubiera sido por la vista penetrante de Zareba y Angel nos habrían dado la bienvenida con una andanada de flechas.
La escaramuza fue breve, brutal y determinante, no dejamos nadie vivo, no hubo prisioneros... pero Zareba resultó herida en un brazo. Sería solo la primera de las muchas desventuras que nuestra joven Báldrek viviría en ese lugar embarrado y lleno de turba y maleza.

Con cierta dificultad llegamos a El Puerto, un asentamiento draenei que resiste en la ladera norte del Pantano merced a sus potentes protectores elementalistas, allí nos pusieron al día de la actividad en la zona, intercambiamos noticias, nos recuperamos y decidí al ver a mi tropa en buena forma, seguir la marcha hacia la Avanzada de Marea Pantanosa, el campamento de la Alianza, nuestro destino al fin y al cabo.

En El Puerto, la avanzada draenei del norte del Pantano de las Penas.

Tras consultar el mapa y siendo consciente de lo que nos costaba avanzar por el agua cenagosa a los que vestíamos placas, elegí una senda que transcurría paralela a la ladera rocosa, pensando que sería mejor ruta para una marcha forzada.

Se ve que a las arañas gigantescas del lugar también les había seducido la zona. No tardamos en encontrar un nido de arañas del tamaño de mastines custodiando otras mas pequeñas, aunque si pensamos que tenían el tamaño de gato, de pequeñas nada.
Nessrah, nuestra huargen y Ángel se encargaron de la distracción... todo habría ido como estaba planeado si yo misma no hubiera pisado en falso hundiéndome con todo mi equipo hasta el pecho en la turba del lugar, la superficie tejida de seda y ramas era traicionera y caí como una novata. Sacarme de esa trampa nos costó algunos heridos, Nittraia resultó mordida en un brazo y Ángel recibió lo mismo en el tobillo. Fue cuando entendimos la razón de que nos entregaran antídotos en el castillo antes de partir.
Tras huir del lugar y seguir nuestra marcha, atendimos a los heridos y continuamos adelante, acampar en ese momento era una locura. Empezaba a arrepentirme de haber forzado a la tropa pero ya no había posibilidad de retractarse, estábamos a medio camino.

Creí que la suerte nos había abandonado cuando descubrimos una aldea de habitantes del pantano, afortunadamente Lucy y Ness se encargaron de los vigías y pasamos ocultos en la oscuridad y ruidos del pantano. Agradecí tener a las dos acechadoras en mi grupo.

Tras varias horas mas de marcha por fin atisbamos entre los árboles la silueta de la Avanzada amurallada. Acabábamos de cruzar un río con algún percance... (sigo diciendo que las placas y los pantanos no se llevan bien) ...estábamos recobrándonos del susto... y de pronto un grito nos puso el vello de punta.
Gathrax se había quedado de espaldas a la orilla, sacudiéndose de agua la ropa, apenas pudimos dar crédito a nuestros ojos cuando un cocodrilo gargantuesco emergió del agua y feroz, rápido y letal cerró las fauces sobre el desprevenido paladín. Todos reaccionamos a una... pero si Gath no estaba solo, el cocodrilo tampoco, se había traido a sus amigos a la cena.

Nessrah, la morena que salvó el día a base de mordiscos.

Ness y Lucy se ensañaron con otro de los cocodrilos, pero uno de ellos se revolvió con tanta fuerza que arrojó a nuestra rubia al suelo y le partió la pierna, todos pudimos escuchar el chasquido... pero cuando el cocodrilo se giró hacia ella para morderle la cadera, el grito de horror fue unánime. Afortunadamente Ness iguala en fiereza a cualquier bestia salvaje y esa noche, la loba se comió al cocodrilo a zarpazos.
Nittraia y Zareba estaban demasiado heridas de la lucha anterior para poder ayudar, Lucy fuera de combate y solo quedaban Angel y Ness. Mientras nuestro mago rubio espantaba a los restantes reptiles de lo heridos yo salté para tratar de frenar el cocodrilo que se sumergía con Gath pero de un coletazo me mandó al agua, donde no hacía pie y el peso de mi armadura pronto me arrastró al fondo.
Perdí el sentido y el final de la lucha me lo tuvieron que contar.
Nessrah fue la heroína de la noche, no sólo salvó a Gath matando al cocodrilo en su propio elemento en una lucha feroz y desigual, sino que consiguió rescatarnos del agua, ya con la ayuda de Ángel.
Ella misma decidió lanzarse a la carrera y pedir refuerzos en la Avanzada, ya a la vista, y gracias a los dioses, los soldados acudieron y pudimos llegar, maltrechos pero vivos, al campamento.

Nuestra aventura en el pantano no había hecho mas que empezar.

(Continuará)

1 de abril de 2011

De Camino a Tierras Devastadas.

Al fin del permiso el teniente Darcius nos reunió de nuevo a todos para comunicarnos nuestro próximo destino: Las Tierras Devastadas, la guarnición del Castillo de Nethergarde.

Sin perder tiempo, iniciamos el viaje a caballo atravesando los bosques de Elwynn, pernoctando en Villa Oscura y finalmente internándonos en el Paso de la Muerte, un paraje desolado de aciago nombre.
Tras descubrir el camino del pantano tomado por una avanzada de mas de cuarenta ogros, hemos establecido un campamento en un recodo del camino mientras exploramos posibilidades.


Formando en Villaoscura antes de partir.

Las vicisitudes y los fortuitos encuentros que están teniendo lugar han salpicado de sorpresas e imprevistos las noches que en un principio prometían ser monótonas y grises.

Espadas cruzando el Paso de la Muerte
sobre nerviosas monturas
y rodeados de la quietud del paraje.

Continuará...